Elegir un estilo de vida que te inspire y que inspire a los demás es un elemento importantísimo al momento de descubrir a qué dedicarte.
Con este audio post te cuento que es lo que nos frena para ir de una vez por todas, por ese estilo de vida que nos haría alucinar y brincar de la cama cada día. Lee o escucha, está pensado para ti... Transcripción del audio
Ayer por la mañana me encontraba preparando unos "frijolitos fritos" para llevar a un desayuno de despedida que organizamos con las compañeras de mi antiguo trabajo (Casa Aurora)...
Como la receta de los frijolitos no es mía (se la he tomado prestada a mi bella madre), se me fue la mano en uno de los ingredientes y la receta estaba colapsando; en eso apareció mi papá por la cocina, enviado como un ángel a auxiliarme; al final arreglamos el prestigio de los aclamados frijoles. El olor a los frijoles y pensando en el desayuno de despedida, seguramente trajeron más nostalgia a mi papá que a mí... - Y ya metiste currículum en otra parte hijo, me dijo mi papá. Recuerdo lo inmediato y contundente que fue mi respuesta. "Yo no voy a meter currículum en ninguna empresa viejito"... Ese tipo de respuesta me hizo reflexionar largo y tendido desde ese momento. Me he preguntado: ¿qué fue lo que me llevó a perderle el amor a un puesto de trabajo? Tras largos ratos de discusión conmigo mismo he concluido a 2 razones, que deseo compartir contigo que lees mis locas historias. Lo primero; Creo que esto es algo en lo que pocos somos conscientes y los que lo saben y no se inmutan, pues como que no les "duele" lo suficiente como para hacer algo al respecto. Sabemos que la materia prima de la que está hecha la vida, es el tiempo. Y cada hora y cada día que pasa, independientemente amemos o no amemos lo que hacemos, estamos dejando "pequeños trozos" de vida en los lugares de trabajo. [....] ¿Se entiende la reflexión? Son trozos de vida que quedan ahí tirados. Concluí que me cueste lo que me cueste, estoy dispuesto a pagar el precio con tal de hacer que cada minuto y hora de mi vida reflejen mis valores, lo que creo, lo que me mueve, lo que me APASIONA. No estoy dispuesto a entregar ese derecho a nadie más que no lo vaya hacer con la misma dedicación y pasión que yo. Esa es la razón #1. Lo segundo; También pensé largo rato en todas esas personas que aman sus profesiones y que implica que tengan que desempeñarse en un puesto de trabajo. Mi amiga, por ejemplo. Estudia enfermería y soy testigo que esa es su vocación, puedo ver la pasión en sus ojos. Jamás le insinuaría que renunciara a su "puesto de trabajo". Haciendo esta reflexión me di cuenta que el asunto no debe reducirse a "renunciar a un puesto de trabajo"; sino a renunciar a un ESTILO DE VIDA que no te llene, que no te apasione, que no te inspire y no inspire a nadie más. Y por aquí es donde viene un poco el atasco, al menos desde la perspectiva en que yo lo enfoco. Insistimos en encapsularnos en las diminutas opciones de "estilo de vivir" que nos da para movernos "X titulación".
Y no están mal las "opciones pre establecidas", salvo que nos empiecen a incomodar y provocar insatisfacción. ¿Por qué no combinar? ¿Por qué no combinar pasiones, talentos y construir el estilo de vida que deseemos? Mi formación profesional va desde contador, administrador, ingeniería industrial hasta el coaching. Además de pasiones que inundan mi vida, como escribir y el deseo de llevar esperanza a otros, por ejemplo. Por qué desperdiciar todo ese conocimiento y talentos en un puesto de trabajo y no aprovecharlo para construir un estilo de vida donde pueda hacer algo significativo por mi y por los demás. ¿Lo ves? Y ese no es sólo mi caso. Hay mucho talento en el mundo esperando por encontrar las combinaciones adecuadas para empezar a disfrutar de una vida apasionada. Este el punto y razón #2. * * * Así que como lo pudiste ver, no se trata de renunciar a ir por "un puesto de trabajo". Lamentablemente, veo que cada día muchas personas renuncian a vivir un estilo de vida que los llene de pasión y significado. Y eso, desde mi punto de vista, no debería ser normal. ¿Negarse a la felicidad? Pfff! Que contradictorio. |
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23/5/2017